La visita de Juancito

Maastricht, Sevilla, Cádiz, Madrid, Lima, y finalmente New York City. Por todos esos lares nos hemos visitado. Y ahora, aunque más centrado y más tranquilo, en el fondo el mismo Juancito de siempre.
Una semana es muy poco tiempo para visitar NY, sobretodo cuando se quiere disfrutar tanto del día como de la noche. Y los años no pasan en vano tampoco, así que la noche quedará para la próxima visita.
Otra semana más sobreviviendo al trabajo y a la crisis. Way to go!

Un año nuevo diferente

Mucha gente se burlaba de mí por no conocer Máncora. Y efectiva- mente, no sé cómo pasó tanto tiempo sin que yo conozca este paraíso. Apenas escuché que había la opción de irme para allá tanto con mis amigos como con la familia no dudé en aceptar.
El viajecito no es nada ligero. Panchito al volante y Manarelli en la parte trasera hicimos del largo viaje algo más soportable, sin embargo, son un huevo de horas!!!!!!
La playa es alucinante, más bonita de lo que me hubiera esperado. La comida, ni qué decir, una delicia, y mucho más barata que en Lima. Eso sí, la fiesta para mi dejó un poco que desear ya que los locales (al lado de la carretera, literalmente!) son un peligro inminente y el ambiente es demasiado relajado para mi gusto. Pero bueno, no todo se puede pedir. Vuelvo más que fijo.

Navidad con los Custer

El matrimonio vino con cola y nos tocó pasar la Navidad en la casa de los Custer. Y como no podía ser de otra, la pasamos de lujo. Un excelente pavo (fina cortesía de Manuel) y este pechito que se mandó con un brulé de camote que se te cae la muela. Demás tragadera incluyó el típico puré de papas al estilo de mi madre, ensaladas, sin número de postres y hasta chocolate caliente. De todo como en botica!
Al día siguiente más de lo mismo sólo que ya en casa, terminando de disfrutar de los regalos, que cada vez son más pero menos esperados ya que el factor sorpresa es ya remoto! Nuevamente dejo de encontrarle el sentido al chocolate caliente en verano. Que gringos somos.. jajaja!!!

Son más, quedamos menos

Tal como lo dice el título, la gente se nos va. No sólo fuera (tantos de mis amigos viven desparra' mados por el mundo), sino al otro lado del estado civil; así es, la gente se casa. Y mi hermano Piaggio no podía escaparse, así que le tocó.
Ahora, no podía elegir una mejor fecha que el 13 de diciembre, empujando a los que vivimos fuera ya sea a pedir un huevo de vacaciones (porque igual tenemos que venir para Navidad) o negociar algún tipo de arreglo como el que yo logré: trabajar desde casa (y digo casa literalmente!). Los gringos tienen estas cosas mediante las cuales no les importa desde donde, pero les importa que lo hagas. Así que me vine a Limonta el 12 y tengo que trabajar esta semana que viene desde casa. Vamos a ver cómo resulta esto, quizás lo haga de nuevo el próximo año, si es que sigo por esos lares...

El firme

Mes y medio después ando de vuelta por mi querida Lima para el matrimonio (firme) de mi hermanita. Hubo una gran expectativa y bastante chamba (había que chambear en miles de detallitos!) pero felizmente todo salió a pedir de boca. La fiesta de 600 personas (qué menos se podía esperar!) fue un éxito y el Puericultorio fue el lugar perfecto para la congregación de esta gente tan linda como entretenida.
Definitivamente un fin de semana agotador pero me v0y con la alegria de saber que ya nos deshicimos de una.. jaja, ahora quién falta?? :)

Una velita más (o la angustiante historia del pelito...)

Esta semana cumplí 32 años. Y como ustedes saben, mi cumpleaños se celebra como en provincias (cinco días antes y cinco después). Así que como no podía ser de otra se organizaron varias actividades ad-hoc para tan esperada ocasión. Cenitas por aquí, fiesta en Suba por allá, más fiesta y más brindis, y se cierra la temporada con una fiestecita en el apartamento, al cual llegó gente linda y entretenida a deleitarse con un envidiable tres leches.
¿La parte negativa? Tuvieron que pasar 32 años para darme cuenta que es a esta edad (y nunca antes), que a uno le empiezan a salir los pelitos en la oreja. Hoy vi uno, espero no volver a ver otro, al menos hasta que cumpla 35. Si, lo sé, qué optimismo, pero bueno, el vaso de whisky está mitad lleno.. jajaja.

Nada civil...

Hasta que el día llegó. Mi hermanita se casó, aunque sólo de civil esta vez, así que aproveché la magna ocasión para darme una vueltita por mi querida Limonta y asistir a este evento.
Cada vez estoy más convencido de que los matrimonios civiles no son otra cosa que la excusa perfecta para celebrar la unión con dos fiestas en vez de una sola, a lo cual, claro está, no le pongo ninguna objeción!
Eso sí, se pasa muy rápido el tiempo, y nuevamente me tocó chapar el avión de regreso a NY al día siguiente, cansado pero contento de haber visto a toda la familia y a mis amigos más cercanos. Hasta la próxima!