|

sábado, octubre 04, 2008

Nada civil...


Hasta que el día llegó. Mi hermanita se casó, aunque sólo de civil esta vez, así que aproveché la magna ocasión para darme una vueltita por mi querida Limonta y asistir a este evento.
Cada vez estoy más convencido de que los matrimonios civiles no son otra cosa que la excusa perfecta para celebrar la unión con dos fiestas en vez de una sola, a lo cual, claro está, no le pongo ninguna objeción!
Eso sí, se pasa muy rápido el tiempo, y nuevamente me tocó chapar el avión de regreso a NY al día siguiente, cansado pero contento de haber visto a toda la familia y a mis amigos más cercanos. Hasta la próxima!